3 nada más.

Como si su vida dependiera de ello, como si no hubiera nada más, si, y aun así era tan difícil hacerlo...y seguía sintiendo esa sensación tan extraña, seguía con el típico dolor constante de estómago, pero es que lo necesitaba y tenía que hacerlo, casi tanto como los cafés bien cargados a primera hora de la mañana. ¿Y sabéis que es lo peor? bueno, o quizás lo mejor, ella sabía que podía, ella sabía que era capaz de gritar muchísimo mas alto, de ganar jugando a las cartas y de tocarse con las manos las puntas de los pies, era capaz de rellenar las jodidas 12 caras de folio y de no llorar bajo ningún concepto y sin excepciones, de acabar la tinta de los bolis bic y de no perder la cabeza y ella lo sabía, claro que lo sabía joder, ella sabía para que había nacido, sabía asta donde era capaz de llegar, y sabía que iba a conseguirlo, aunque llegara a enfermar, a hiperventilar a dejar de respirar... pero una cosa estaba clara, después de esas 3 semanas, todo iba a cambiar.

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