La bici de Tomás.


Hoy he ido al parque de los aviones a buscar a Julia, pero ya no estaba, parece ser que ya es feliz, a lo mejor su mamá le ha comprado la caja de veinticuatro y está todo el rato pintando mariposas.
He pasado por casa y he recogido a Romeo para irnos a jugar a Los Jardines Mojados. Si todos los niños fuesen cómo el, las niñas no llorarían nunca, salta el más alto de todos, da muchos besos, y se pasa los días ladrando de felicidad.
Cuando íbamos a cruzar la calle, ha pasado Tomás, a el tampoco lo conoce nadie, porque su bici corre muy rápido y solo se para, para contarme a mi lo que le preocupa.
Me ha dicho que estaba triste porque rompía todo lo que más quería, y que su coche de carreras no tenía pilas, porque se habían muerto. Yo le he mirado fijamente a los ojos, y le he contado un secreto.
-¿Cómo lo haces?
-¿el que?
- Hablar sin decir nada.
- Es lo que hago cuando quiero a alguien, le miro a los ojos y con mis poderes, borro todas las lagrimas de su vida, para que solo se acuerde de sonreir.

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