Aire que viene de lugares inimaginables y te devuelve a la frustrada realidad, semáforos en verde, semáforos en ambar, y semáforos en rojo de los que tientan a saltar, verdades que duelen, mentiras que matan, comentarios que estás obligado a escuchar, y todas esas cosas que te llenan de ira, que te hacen rabiar, que te inmovilizan, te ciegan, que contaminan, que te hielan la sangre..Esa rabia que es como la tempestad, como un rayo, como un volcán en plena erupción, que se apodera de ti, y te crispa los dedos, te encoje el estómago, te derrite el pecho, te congela la mirada, las venas te empiezan a arder, y sale despedida, brutal, destruyéndolo todo, acabando en horror.

Quédate a dormir esta noche.

Como quieras.

Quizás el sueño de mi vida sea perderme y olvidarme de todo, los miedos, los prejuicios, el dolor.
Llegar a un lugar nuevo, volver a empezar de cero, un lugar donde no existan las nubes, donde las sonrisas lleven pintados los labios, y las estrellas sean el reflejo de todas las miradas de complicidad, donde rozarse las manos no sean segundas intenciones, y las pequeñeces de las cosas estén sobrevaloradas, donde las lágrimas sean leyenda urbana, y la comida típica el helado de chocolate, un lugar donde la risa sea el único himno, y donde la indiferencia nisiquiera aparezca en mis pesadillas, un lugar en el que no existan los despertadores, ni la puntualidad, un lugar donde las drogas y el alcohol formen parte de cada día.

Ellas.

Tenía un andar peculiar, daba pasos cortos, pero rápidos y nunca le costaba respirar. Cuando estaba nervioso aceleraba el paso, y cuando tenia problemas lo aminoraba y arrastraba con inseguridad el pie derecho. Era tan facil de dibujar... vestía siempre tejanos, los cuales arrastraban suavemente el suelo, como si lo estubieran acariciando, las camisetas caían ligeramente sobre su cuerpo, como si fueran su segunda piel, su estilo era tan natural, a nadie le sentaba igual. Era delgado, pero no le faltaba la fuerza, y sus ojos expresaban lo inexpresable, aunque la mayoría del tiempo los tubiera hundidos, siempre por culpa de ellas, esas que nos ayudan a todos a olvidar. Su boca era un esbozo, que no me atrevo a definir, pero si se que el humo entraba a la perfeccion por sus labios y seguidamente salía de ellos junto con todos sus sueños, y con los míos, que se perdían con el soplar del viento que agitaba su desordenado pelo oscuro.

Roxanne.

El taxi la estaba esperando, como cada mañana, pero no era una mañana como todas las demás, Roxanne tenía un brillo especial en los ojos.
-¿Donde siempre señorita?
-No Charles, acércame al aeropuerto.
Se había puesto su vestido amarillo, el de los domingos, y calzaba unos zapatos nuevos.
La impaciencia le inundaba los sentidos, y el semáforo parecía tardar mas que nunca, por fín el coche arrancó, brillaba mucho mas el sol que ningun otro día, y las nubes ni se asomaban.
Roxanne bajó del taxi y echó a correr.
-Un billete para el país de los sueños.
-¿No lleva equipaje joven?
-No señora, me voy con lo puesto.
Roxanne iba a empezar su vida.

Sin palabras.

Estoy fumada perdida, puede que sean las drogas mi perdición, pero por mucho que intento convencerme de ello, mi perdición sigues siendo tu. El cigarro se va consumiendo, al compás de mis risas, de mis sonrisas, de toda esta puta alucinación, me salen las palabras solas, y ya no me queda imaginación, será por culpa del alcohol, de todas las noches de fiesta, será por tu culpa, imbécil, seguro que lo será.No se como definirlo, solo se que me cuesta respirar, solo se que lo único que me recuerda a ti ahora son las drogas, que lo único que me queda de ti es mi corazón hecho pedazos, que lo único que me sabe a ti es la amargura, y que ya no sueño contigo por las noches, ahora simplemente no sueño, y me cuesta demasiado dormir, y ahora solo me quedan las fumadas, y en vez de lamparilla de noche, la botella de Jack Daniels, los cartones de chesterfield en lugar de los libros, y tu regalo de San Valentín en el contenedor de la calle de abajo.